martes, 18 de febrero de 2020

"Nos quieren hacer creer que en "Nancylandia" todo va joya"

Gonzalo Andres Gutiérrez 
17 de febrero de 2020
EL ANESTESISTA, LA REALIDAD Y LOS LACAYOS MEDIATICOS
Nuestra endémica realidad, como siempre, se nos presenta a los federalenses con toda su crueldad. No hay anestesista en el Hospital Urquiza, porque no hay presupuesto… o no hay médicos de esa especialidad, dicen, los responsables políticos. Cuento viejo. No se te ocurra enfermarte de urgencia porque “cagaste”.
Tampoco hay obras de importancia para Federal, más allá del Hospital viejo, que ya lleva no sé cuánto tiempo, empleando a dos o tres. De Vialidad, su inoperancia y sus choreos, ya se ha dicho todo. Ni hablar de los acomodos de “los hijos de”, en el I.O.S.P.E.R. y en Salud.
Los federalenses de cuna y quienes no nos arrodillamos ante el implacable yugo del credo verticalista de la Senadora, advertimos que todo es una sanata para explicar la desidia, el abandono, los privilegios para pocos, y la inoperancia de quienes nos conducen, que siempre culpan a otros de nuestros males.
El resto de la sociedad, o muchos de ellos, no se animan a quejarse, por miedo a la reprimenda refutadora de lo que “…vas a decir en contra de…“, sonando enseguida un alarma cuando queremos referir a cuestiones de nuestra lacerante realidad.
Si como peronista te manifestás en disenso con los mandamás de turno, o cuestionas la realidad, los funcionarios Departamentales, o municipales, las marionetas mediáticas y los acólitos y alcahuetes de la senadora, enseguida botonean y te miran como sapo a la guadaña, temerosos de darte la razón y ser víctimas seguras de la inquisición de la comisaria de turno.
Si te manifestás públicamente en disidencia, enseguida sale presuroso el vasallaje mediático, lacayos sabatinos que son hoy la guardia pretoriana de un peronismo que solo esta para proteger los privilegios de pocos, y para explicarnos que es mentira que pasa lo que en realidad pasa, para tildar de gorila a los que nos parece que las cosas pasan.
Nada dicen, de que no hay anestesista en el Hospital, que en el Registro de la Propiedad nos vienen cuenteando desde hace un año. Que nos hablan de la necesidad de un ajuste de la Caja de Jubilaciones, que no hay designaciones que no sean para los hijos de, que no hay presupuesto para Vialidad. Nada dicen de que hay ex legisladores jubilados a los cuarenta y seis años que no se tocan, que hay acomodados con sueldos vergonzantes, que una ministra y su marido se levantan un palo y pico por mes, y nos piden, cínicamente, “austeridad en el gasto público”. Que hay ñoquis como plagas.
Si se aplicara Peronismo, al menos en el que yo creo, aquel que vino a romper los privilegios y las injusticias de su tiempo, no queda ninguno en pie.
Los lacayos mediáticos en Federal, bien conocidos por su fanatismo, su obsecuencia y sus curros, panegíricos del oportunismo político, cruzados de un progresismo berreta e impostado, se encargan en forma presurosa de reproducir fielmente el dogma que impone el régimen político local, mediante un montaje narrativo, callando lo que hay que callar, reproduciendo la misa política que les impone quien los chirolea, ametrallando con disciplina militante a quienes nos animamos a denunciar la triste y lacerante realidad de nuestro querido Federal.
En definitiva, celosos guardianes de un orden injusto, conservador e ineficiente, que sólo protege a políticos sedientos que usufructúan el Estado en beneficio propio, a quienes nunca se les ajusta la cincha, prendidos como garrapata de las tetas del Estado.
Cuando las cotorras mediáticas hablan, son más reveladoras de lo que realmente pasa y no de lo que se enuncia que pasa. Son un prodigio de la semiótica y del lenguaje, de las gambetas gramaticales para ocultarnos la realidad, para agarrarnos de boludos y hacernos creer que en "Nancylandia" todo va “joya”.
Días atrás, en una de las plataformas de noticias de Federal, se denunciaba que la falta del puente en Birrinchin se debía a un “incumplimiento del anterior gobierno nacional”. Hay que ser caradura. No trato de defender a Macri, quien lejos está de merecer mi aprobación. Pero sí de advertirle al comunicador, que no se haga el pelotudo, que el puente está roto desde hace diez años, como el del Banderas, sin que su repartición, directa responsable, haya hecho nada. Y seguirá así mientras sigamos votando y aprobando, cada año, presupuestos provinciales donde no estamos incluidos.
Pero, como dijera el General, la realidad es la única verdad. La realidad, cruel, desnuda e inevitable, se encarga de perforar la retórica del discurso homogeneizante y mediocre de los políticos de turno y de sus lacayos mediáticos mostrándonos a los federalenses dónde estamos y dónde están otros departamentos.
Me pregunto: ¿Por qué no nos animamos los Federalenses a ver y abordar lo que nos pasa? Que no tenemos salud, que no tenemos caminos, que no hay fuentes de trabajo genuinas, que no basta con acomodar amigos en las reparticiones públicas para garantizar futuro a los jóvenes, que no estamos incluidos para ninguna obra de importancia para el próximo quinquenio, ect., ect., ect.
No hemos sido capaces de poner en valor la edificación de la estación Ferrocarril, símbolo de otro tiempo de nuestra pujanza como ciudad, hoy decrépita y en ruinas. No hemos sido capaces de inaugurar una vivienda en cuatro años, de fomentar producción primaria, de sostener una pequeña planta láctea, de sostener la faena local de carnes.
Pienso a veces que en Federal, en la década del veinte y del treinta del siglo pasado, los ferroviarios y las colectividades judías, polacas, italianas y alemanas, fundaron el Club Talleres, el Club Ferro, el Club Las Flores, el Ateneo, el Social, la Biblioteca pública. Que vecinos crearon el Centro de Comercio. Que los gringos crearon la mayor Cooperativa de acopio de cereales y productos. Que se crearon Colonias agrícolas en el año sesenta y antes, por iniciativa de vecinos. Que allá en el año 1972, a una comisión de vecinos se le ocurrió crear el Departamento Federal y lo lograron.
No nos faltó talento en otros tiempos. Pienso, con orgullo, que Federal vio nacer al mayor exponente del surrealismo en la pintura en Argentina, como fue Roberto Aizemberg.
Me pregunto, ¿ No será, entonces, que la falta de un médico anestesista, en el 2020, lejos de ser un hecho irrelevante, sería el espejo descarnado de nuestra realidad imperante, de lo que somos y merecemos hoy, exonerando a los políticos de turno de toda responsabilidad ?
Pienso en todo ello, me pregunto y digo: Si no hay anestesista es porque no hay voluntad de que lo haya. Bastaría con que la Senadora, mejor dicho, el Estado provincial, destine parte de los fondos de los tantos “contratos” de los legisladores, esos que solo se utilizan generosa y discrecionalmente para amansar a los funcionarios que se cambian, o para los que hay que mantener conchabados, y así, con esos recursos, se le pague a un médico anestesista residente.
Porque, huelga decir, que si nos hablan de ajustes en la Caja de Jubilaciones, es porque no se animan a cortar los privilegios de quienes cobran suculentos haberes, políticos jubilados jóvenes, jueces jubilados con poco tiempo en el cargo, vice gobernadores que rápido inician su jubilación de privilegio, antes que se venga el chubasco, y ñoquis como plagas jubilados temprano sin haber laburado, haciendo pagar el ajuste a los de abajo, a enfermeros, viales, y trabajadores del Estado que todo los días le ponen el hombro, quienes tiene que pagar la generosidad del bolsillo suelto del Estado.
De eso, “chito”, no hablan las cotorras y se cuidan como de “mearse en el calzoncillo”.
Sugiero entonces a la Senadora que deje de “administrar” las reparticiones del Estado, inmiscuyéndose en las dependencias públicas departamentales para nombrar amigos y parientes, atemorizando a quienes deben desarrollar su función; dedicándose más tiempo a legislar, función primaria para la que la votamos, oponiéndose con su voto al ajuste en la Caja de Jubilaciones sino se parte primero, con el ajuste de los de “arriba” y desaprobando los presupuestos que no nos registran en obras de importancia desde hace tiempo.
Sino, al cabo de poco, será, como ya se vislumbra, la directa y exclusiva responsable de nuestra oprobiosa realidad.
Muchas cosas se pueden hacer desde lo legislativo: Se puede, mediante mecanismos de exención tributaria de ingresos brutos y otros impuestos, fomentar la radicación de actividades productivas. Se puede, mediante un mecanismo de variable en el impuesto inmobiliario rural o un fondo fiduciario público y privado, fomentar y exigir la construcción de infraestructura en el interior de nuestros campos, sin comprometer recursos públicos, dando trabajo directo a los federalenses y evitando al mismo tiempo que la renta agropecuaria se la lleven quienes no son residentes locales, y sólo especuladores rentistas de la propiedad rural. Se puede fomentar un cordón productivo, mediante un plan de infraestructura de corto y mediano plazo.
Se pueden hacer muchas cosas, si hay coraje, imaginación y voluntad de romper esta agonizante letanía, la que nos duele a los federalenses de cuna, COMO UNA HERIDA ABIERTA!!!


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