Eduardo Javier Mundani Osuna
7 de mayo de 2019 · Compartido con: Público
Corría el año 1953 o 1954. Hacía poco tiempo que había muerto Eva, imponiéndose el luto obligatorio para todos.
Una mañana temprano, llega un Inspector escolar a una escuela primaria, haciendo su recorrido habitual. Minutos después está sentado frente al director de la escuela, en el despacho del mismo. Detrás del director, con gesto ceñudo, la figura omnipotente de Domingo Faustino Sarmiento, que observa desde la tela a ambos hombres.
La charla discurre sobre los problemas habituales de toda escuela de barrio. Ya terminando la charla, el inspector le dice al director:
- Va a tener que retirar ese cuadro Sr. Director, y colgar el cuadro de la Sra....
Las palabras del funcionario escolar, sorprenden al maestro, que sin dudar responde:
- Mientras yo sea Director de ésta escuela, ese cuadro se quedará donde está.
- ¿Está seguro de lo que dice, Sr. Director?
- Completamente...
Poco tiempo después, a ese maestro que se había recibido en 1918, y que había dedicado toda su vida a la enseñanza de niños y adultos, fue sumariado y luego cesanteado, por no querer cambiar el cuadro de Sarmiento por el de Evita. De ahí en más ese ex-director de escuela tuvo que ganarse el pan para mantener a su familia vendiendo terrenos para una inmobiliaria.
La grieta no es de ahora. La grieta existe desde hace muchos años. Grieta que se abre y se cierra esporádicamente, pero que nunca cicatriza del todo. Grieta que nos divide. Grieta que nos inmoviliza. Grieta que nos desune.
Puede haber alguien que no le guste está historia. Pero no podrá negarla.
Porque es una vieja historia familiar. Ya que ese Director de Escuela era mi abuelo paterno, Don Jorge Antonio Mundani.
Con la verdad no ofendo, ni temo.
7 de mayo de 2019 · Compartido con: Público
Corría el año 1953 o 1954. Hacía poco tiempo que había muerto Eva, imponiéndose el luto obligatorio para todos.
Una mañana temprano, llega un Inspector escolar a una escuela primaria, haciendo su recorrido habitual. Minutos después está sentado frente al director de la escuela, en el despacho del mismo. Detrás del director, con gesto ceñudo, la figura omnipotente de Domingo Faustino Sarmiento, que observa desde la tela a ambos hombres.
La charla discurre sobre los problemas habituales de toda escuela de barrio. Ya terminando la charla, el inspector le dice al director:
- Va a tener que retirar ese cuadro Sr. Director, y colgar el cuadro de la Sra....
Las palabras del funcionario escolar, sorprenden al maestro, que sin dudar responde:
- Mientras yo sea Director de ésta escuela, ese cuadro se quedará donde está.
- ¿Está seguro de lo que dice, Sr. Director?
- Completamente...
Poco tiempo después, a ese maestro que se había recibido en 1918, y que había dedicado toda su vida a la enseñanza de niños y adultos, fue sumariado y luego cesanteado, por no querer cambiar el cuadro de Sarmiento por el de Evita. De ahí en más ese ex-director de escuela tuvo que ganarse el pan para mantener a su familia vendiendo terrenos para una inmobiliaria.
La grieta no es de ahora. La grieta existe desde hace muchos años. Grieta que se abre y se cierra esporádicamente, pero que nunca cicatriza del todo. Grieta que nos divide. Grieta que nos inmoviliza. Grieta que nos desune.
Puede haber alguien que no le guste está historia. Pero no podrá negarla.
Porque es una vieja historia familiar. Ya que ese Director de Escuela era mi abuelo paterno, Don Jorge Antonio Mundani.
Con la verdad no ofendo, ni temo.